sábado, 18 de febrero de 2017

Otra visión [más práctica] del Viaje a la Alcarria


DOMÍNGUEZ, Laura y TOQUERO, Fernando, ¡Viaja a la Alcarria! Cuaderno de viaje, Guadalajara, Excelentísima Diputación Provincial de Guadalajara, 2016, s. p. (14 capítulos de 4 pp. cada uno = 56 pp.). [Carece de ISBN].

El lector, especialmente el de Guadalajara, se habrá podido dar cuenta de que a lo largo del pasado año 2016 fueron muchas las actividades que se llevaron a cabo, la mayoría por parte de la Diputación Provincial, con motivo de la celebración del Centenario del nacimiento de Cela (1916-2016). Aparte de conferencias, lecturas compartidas -del Viaje a la Alcarria-, exposiciones, viajes y recorridos turísticos siguiendo la huella del autor, han sido unos cuantos los libros que se editaron, de parte de los cuales hemos dado información a través de nuestra colección “Baúl de libros” desde esta misma página de los viernes.

Hoy le corresponde el turno a un libro meramente informativo, una especie de guía turística hecha para conocer lo más sobresaliente del Viaje… antes citado en muchos de los aspectos que en él se recogen o se indican a modo de mero sencillo “baedecker” actual. Por eso el subtítulo de la obra -Cuaderno de viaje-, que indica los diversos medios o pasos a seguir para conocer no solo el libro sino también su circunstancia y los pueblos por los que pasó C.J.C. y en los que dejó su huella literaria y el recuerdo a sus amigos.

El Cuaderno que presentamos ahora tiene forma de colección de trabajos, rutas concretamente, anilladas y con una sobrecubierta a modo de carpeta que los protege. Es una guía, al fin y al cabo, diseñada para ir en el macuto o en la guantera del coche.

Sus primeras palabras son de bienvenida al lector, al tiempo que una recomendación al lector del libro antes de comenzar su aventura o, mucho mejor, durante el mismo. Viaje, por otra parte, que puede hacerse en tres etapas, en coche o moto, ideal para un fin de semana, con un recorrido total de 278 Km. o en diez días, andando o combinándolo en alguna ocasión con el empleo del autobús -como hiciera el autor-, forma que alargaría poco más la opción anterior, hasta los 294 Km.
Rutas que se sitúan debidamente en el correspondiente mapa del periplo propuesto, que se acompaña de una breve y sencilla explicación del por qué Cela eligió la Alcarria para recorrer alguno de sus pueblos, así como un vocabulario básico del viaje: morral, bota, cantimplora, que continua en el capítulo siguiente y que sirve de pórtico -capítulo 3- al viaje en tres días, con los siguientes recorridos: 1).- Madrid – Guadalajara – Taracena – Valdenoches – Torija – Brihuega – Cívica – Masegoso de Tajuña – Cifuentes – Gárgoles de Abajo – Trillo. 2).- Trillo – Viana de Mondéjar (Tetas de Viana) – La Puerta – Chillarón del Rey – Durón – Budia – El Olivar – Pareja – Casasana – Córcoles (Monasterio de Monsalud) – Sacedón, y 3).- Sacedón – Tendilla – Pastrana – Zorita de los Canes – Recópolis, con indicaciones acerca de donde se puede comer y/o dormir.
Con esto comienza ya el viaje en diez días y, para que el lector se haga una idea lo más cabal posible de cada una de las rutas que han de seguirse, pondremos un ejemplo que sirva para el conjunto.

El viaje parte de la capital de España y finaliza en Torija.

En Madrid nace la ruta por la Alcarria y se trata de una especie de “viaje iniciático desde el ruido hacia el silencio”. Comienza en el Madrid señorial de junto a las tapias del parque del Retiro, atraviesa la multitudinaria estación de Atocha y llega a Guadalajara en “el corto”. Desde la estación de ferrocarril alcarreña hasta el centro de la ciudad el viajero cruza por el puente del río Henares y, un poco más arriba, al final del cuestarrón, contempla el palacio del Infantado, que en 1946 estaba en ruinas.

Pero además del viaje en sí, el viajero actual debe darse cuenta de que hay una serie de elementos, digamos naturales, que le ayudarán a comprender mejor esta pobre tierra, entre ellos los aromas vegetales: Tomillo, romero, salvia, cantueso, albahaca… que Cela describe. De ahí el sabor de sus mieles y el olor indescriptible de los breves que se utilizan para adobo de cabritos y corderos asados, propios de la gastronomía de esta tierra de pastores y ganados.

El camino conduce a Taracena y Valdenoches y termina alcanzando Torija, donde el escritor se refresca los calores veraniegos en el zaguán del parador, que nunca hay que confundir con posada.
En Torija, el viajero de hoy podrá visitar el “Museo del Viaje a la Alcarria”, instalado en el castillo que domina su plaza Mayor, en el que podrá ver libros, fotografías y viejos recuerdos y curiosidades que le animarán seguir el camino, que no ha hecho más que empezar.

Siempre figura en la ficha que mencionamos una breve pero selecta nómina de los lugares donde poder comer y pernoctar, así como un espacio destinado a “Mis notas de la etapa”, lo cual viene a indicarnos que este Cuaderno de viaje no se limita a ser una guía, sino que quiere servir también como herramienta didáctica en la que apoyarse para conocer la geografía alcarreña en todos sus recovecos y, además, dejar recuerdos permanentes para el mañana.

Los capítulos siguientes recogen los caminos que van de Torija a Brihuega; de Brihuega a Cifuentes; de Cifuentes a Trillo; de Trillo a Budia; de Budia a Durón, de Durón a Pareja; de Pareja a Sacedón; de Sacedón a Pastrana y de Pastrana a Zorita de los Canes (Recópolis), a los que les sigue otro capítulo más, dedicado a dar a conocer las fiestas de interés turístico que tienen lugar en los mencionados pueblos de la ruta, y concluir con una nueva tanda de datos, como por ejemplo, saber que Cela estuvo en el camino del 6 al 15 de junio de 1946, cosa que todavía no está suficientemente demostrada, puesto que al parecer, realizó varios viajes, en fechas distintas, con el fin de tomar algunas notas con el fin de incluirlas en los artículos que periódicamente fue publicando en el diario Arriba. Además, dicen los estudiosos, que algunas partes del camino las hizo en compañía de otras personas.

Y una recomendación final, la posibilidad de viajar en cualquier época del año, si la ruta se sigue en automóvil, pero preferentemente durante los meses de Abril a Junio y Septiembre y Octubre, en que los olores de las plantas labiadas son más intensos y no hace tanto calor como en pleno verano.
Un Cuaderno…, como puede apreciarse, plagado de ideas para llevarlas a cabo en el viaje, que aunque no se cumplen en su totalidad, al menos servirán para dejar una huella en el recuerdo del viajero actual. Un Cuaderno… que puede y debe completarse con fotografías y dibujos, pantas del camino, tal vez de las cunetas donde reponerse del cansancio o del calor, disecadas, recortes de prensa y recuerdos recogidos en los bares y casas rurales, notas y escritos que se nos vayan ocurriendo y que, sin duda, constituirán otro libro complementario al de Cela y con el Cuaderno… que hemos comentado.


José Ramón LÓPEZ DE LOS MOZOS

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