sábado, 14 de enero de 2012

Una historia de la Otorrino española


HERRERA CASADO, Antonio, Historia de la Otorrinolaringología española (1875-1936), Guadalajara, Aache Ediciones, 2009, 394 pp. Prólogo del Dr. Primitivo Ortega del Álamo.

Un autor, Antonio Herrera Casado, y un libro, Historia de la Otorrinolaringología española (1875-1936), como siempre, juntos. No hay, no pueden existir, uno sin otro.
Del primero, del autor, casi todo está dicho, sobre todo en lo que se refiere a su faceta humanista. Sin embargo es relativamente poco lo que se conoce acerca de él como profesional de la Medicina.
Pues bien, Antonio Herrera Casado es Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense de Madrid. Médico Jefe de la Sección de Otorrinolaringología del Hospital Universitario de Guadalajara. Profesor de Otorrinolaringología de la Universidad de Alcalá de Henares, además de pertenecer a diversas Academias relacionadas con la profesión médica.

Podemos decir sin temor a equivocarnos que estamos ante un médico humanista, a la que tan acostumbrada está -o estaba- nuestra milenaria “piel de toro”, pues no en vano asistió a las clases y fue formado por figuras tan importantes como Fernando de Castro, Poch Viñals y Laín Entralgo, entre otros, que condujeron a nuestro autor hacia una clásica orientación clínica frente a la enfermedad y el enfermo, cosa demostrada durante los últimos cuarenta años a lo largo de numerosas publicaciones sobre su especialidad, tanto desde el punto de vista clínico, como quirúrgico.
Poco es lo que hay que añadir a esta faceta suya, pues dejamos para otra ocasión la faceta meramente humanista, por ser más conocida.
En el presente volumen recoge nuestro autor su Tesis Doctoral, que fue realizada en el Departamento de Historia de la Ciencia, bajo la dirección del profesor Diego Gracia Guillén, catedrático de Historia de la Medicina de la Universidad Complutense, que fue presentada en dicha Universidad y leída en octubre de 1987 ante un tribunal presidido por el profesor Joaquín Poch Broto y que tras ser debatida alcanzó la máxima calificación.
Evidentemente, como no podía ser de otra manera, surge en él la vena humanista de nuestro autor, como por ejemplo, cuando indica que este trabajo -que titula “Nacimiento y Desarrollo de la Otorrinolaringología en España”-, nace gracias a dos causas o motivos concretos, a la vez que complementarios: primeramente, por ser la especialidad médico-quirúrgica que en el plano profesional ha ido ejerciendo durante una serie de años y, en segundo lugar, por haber dedicado gran parte de su actividad humanística al estudio de la historia de España, bajo sus facetas social, artística y científica.
Se trata, por tanto, de la búsqueda de la obra completa, total, humanista precisamente, por así decir.
En resumen, mediante esta obra, Herrera Casado ofrece un análisis histórico, “pormenorizado, crítico y documentado”, del momento histórico que para España significó la Restauración (1875-1931), visto desde los puntos de vista social y político, a modo de encuadre y, fundamentalmente científico, centrándose para ello, lógicamente, en la ciencia médica y, dentro de ella, más específicamente en el nacimiento y desarrollo de la Otorrinolaringología, analizando a lo largo de sus páginas la vida y obra científica de quienes la crearon, con las aportaciones pioneras con que cada uno de ellos contribuyó a su progreso, quizá siguiendo una dinámica que aparece en el occidente europeo y que propicia la especialización médica, producto de los cambios sufridos a nivel social, económico y urbano. De ahí unos apuntes previos sobre el nacimiento y desarrollo de la Otorrinolaringología en Europa, sus primeros brotes, seguidores, clínicas y medios divulgativos y su comparación con el desarrollo de dicha especialidad en España, no muy retrasada sobre el tema.
Aparecen aquí los nombres más sobresalientes y señeros: Ariza, Botey, Forns y García Tapia.
Y junto a todo lo anterior, un estudio exhaustivo de escuelas, hospitales -generalmente debidos a la Beneficencia Municipal o Provincial en las grandes poblaciones como Madrid o Barcelona-, cátedras o “escuelas” (término más amplio), revistas y congresos, que contribuyeron a dar consistencia a esta ciencia, analizando las investigaciones, hallazgos, exploraciones e instrumental que aportaron cara a su desarrollo, y que -según Herrera Casado se logra a través de cinco medios-:
- El desarrollo  asistencial independiente, con la creación y perfeccionamiento de Servicios Hospitalarios, Hospitales específicos, dispensarios públicos y privados, consultas particulares, etc.
- La enseñanza pública de la nueva parcela, que tras un primer periodo de  cultivo individual, casi experimental, pasa a integrarse en las enseñanzas oficiales de la Universidad, adquiriendo así el marchamo de lo reconocido pública y mayoritariamente.
- La divulgación de las investigaciones, de las aplicaciones clínicas, de las nuevas técnicas quirúrgicas, etc., en las páginas de las Revistas especializadas, que sirven además para crear en cierto modo la idea de cuerpo específico aun dentro de la clase médica.
- La creación concreta de esa idea corporativa cerrada en forma de Sociedades profesionales, de ámbitos diversos (nacionales o regionales), que sirven para perfeccionar a sus miembros en la práctica de la parcela elegida, y al mismo tiempo para ejercer como “grupo de presión” dentro del cuerpo social y científico en el que se mueve.
- La celebración de Congresos de diverso rango, regionales, nacionales e internacionales, con lo que ello supone de consolidación definitiva, a niveles muy altos de organización, de la especialidad y de sus miembros.
Planteamientos, insiste nuestro autor, que podrían haberse formulado previamente en forma de pregunta: “La Otorrinolaringología española, ¿nace en conexión con un movimiento político concreto? ¿Es el resultado de una situación político-social determinada? ¿Surge en el seno de algún movimiento cultural determinado?...” Todo ello en un interesante y clarificador preámbulo que, posteriormente, se intentará ver contestado a lo largo del libro, como así sucede, para lo que primeramente tuvo que hacer una pormenorizada selección de la copiosa bibliografía hasta entonces existente (bibliografía crítica y documentos, fuentes o bibliografía documental) y de un método a seguir, con cuyo material proceder a la construcción de una historia en la que figure incardinada la Ciencia.
Una vez conocido el “momento histórico” lo compara con la Otorrinolaringología en el resto de Europa (el positivismo científico); es interesante la comparación del número e interés de las revistas que sobre la especialidad se publicaban en España y fuera de ella, al igual que la existente con las sociedades, hospitales y cátedras.
Siguen en nacimiento de las especialidades y los aspectos que favorecen éste (el crecimiento demográfico y el consiguiente aumento de enfermos en las grandes ciudades, el necesario desarrollo de los hospitales, la concentración urbana de médicos, el establecimiento de especialistas en las ciudades, etc.); aspectos que se completan posteriormente con nuevos datos.
Sigue otro capítulo dedicado a la aportación de la O.R.L. (Oto-Rino-Laringología) Española, mediante los estudios anatómicos del hueso temporal realizados por Viñals, y otros, de la membrana tabicante del oído medio, la Embriología del Oído, los senos paranasales y de la anatomía de la faringe y del cuello, de la laringe y del esófago, además de otros estudios de Histología, Fisiología y Anatomía Patológica, Epidemiología y Medicina Preventiva y Social, métodos clínicos, instrumental, etc., destacando el apartado sobre los libros especializados escritos por españoles.
Un quinto capítulo o apartado ofrece una visión general de los hospitales de la especialidad establecidos en Madrid, Barcelona y otras provincias, dispensarios y consultas privadas.
La enseñanza de la O.R.L. ocupa el sexto capítulo y las revistas especializadas, el séptimo, donde también se analizan sus contenidos.
El octavo alude a las Sociedades de O.R.L. y el noveno a los Congresos, que da paso a las conclusiones, que son 36 en total, y a media docena de apéndices.
Completa el estudio una amplísima bibliografía crítica, compuesta por 216 fichas, y documental, por 619, acerca de la Historia de la O.R.L. y un completo archivo de imágenes.
Una obra exhaustiva, copiosísima en cuanto a los datos que aporta y perfectamente elaborada que, seguramente, -según se anuncia en la propia obra- se verá aumentada y completada con dos nuevos libros; “de un lado, la historia de la época de plenitud de la O.R.L. española (1939-2012) y de otro, la historia de la Otorrinolaringología en Hispanoamérica”. Una obra que, también por su amenidad, puede leer el profano sin que se le caiga el libro de las manos.
Para terminar quisiera decir que este libro, por la importancia que tiene para el conocimiento de la Historia de la Medicina española y, en concreto de la O.R.L., formará parte, tendrá ficha propia, en las bibliografías generales que los nuevos investigadores deberán añadir a sus trabajos.
José Ramón LÓPEZ DE LOS MOZOS 

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